Cuantas veces hemos escuchado esa frase de nuestros padres o de personas mayores a nosotros! En general como una manifestación de desagrado por alguna actitud de nuestra parte, o de alguien cercano o conocido. Y también cuantas veces lo hemos dicho nosotros de nuestros hijos o de personas cercanas, como manifiesto de lo mismo, bronca por algo que sentimos injusto, que no es correcto, o de algo que no se valora debido a una supuesta perdida de interés generada por una determinada “abundancia”.
Cuando pensamos en algunos de los problemas o falta de efectividad en las comunicaciones internas de las instituciones, perfectamente podríamos aplicar esta famosa expresión de reproche y decir “esto pasa porque tienen de todo”, en donde este “de todo” es un conjunto de medios y contenidos que fluyen, en general, caóticamente, en extrema y excesiva abundancia, en múltiples idiomas, formatos y estilos, y casi siempre compitiendo por la atención de la misma audiencia ”El personal de la Institución (Receptor)”. Y no percibimos que, como muy bien dijo el comunicador Canadiense Marshal MacLuhan “El mensaje esta en el receptor”.
Esta situación, que mirada individualmente por cada “emisor” no se percibe, genera una sobrecarga de información y mensajes (abundancia) que hace que “el receptor” los ponga todos al mismo nivel de atención personal, generando con esto una “inconsciente” falta de preocupación por un tema que podría ser muy relevante, incluso para si mismo. Esta situación hace que muchas veces, el grado de importancia, y por ende su impacto, que se le da a un anuncio de “cambio de hora en un país”, pasa a tener la misma importancia que un mensaje de la Dirección General anunciando un cambio de estructura, la reforma de la institución o la crisis financiera y como nos afecta, individual y colectivamente.
Pero por otro lado, también necesitamos la información “mas liviana” de “ese cambio de hora en un determinado país” o el anuncio de una tasa cambiaria. Y por ello, la pregunta que más me da vueltas en la cabeza es saber a donde esta el balance y por donde se corta esa línea tan delgada entre los riesgos de la excesiva comunicación, bis a bis con la reorganización de comunicaciones con un enfoque mas estratégico, tal vez dividido por audiencias internas o grupos de interés. Y sigo sosteniendo que una Intranet bien utilizada y organizada debería ser la solución. Solución tecnología e informacional que debe venir acompañada por un proyecto de cambio de hábitos y cultura organizacional que permita cambiar el paradigma tradicional de “Aquí le enviamos la información” por el de “Aquí esta la Intranet, venga a buscar la información que usted necesita”.
Recuerdo con que ansiedad, muchas veces felicidad o angustia pero siempre con gran emoción me paraba al lado de la maquina del Telex ,y posteriormente del Fax, a esperar “una comunicación de Washington”…. Recuerdo también con mucha emoción y nostalgia, que sin saber muy bien para que, uno de los primero equipos que compré cuando me fui a vivir solo fue un Fax. Y que lindo era llegar por las noches del trabajo y ver esa hoja blanca y delgada colgando del equipo, la mayoría de las veces con una pésima definición, solo en blanco y negro y en general de muy mala presentación. Y que rabia me da ahora cuando tan fácilmente reclamamos mas de la “forma” que del “contenido” de muchos de los mensajes… Y que poco valoramos que tenemos todo al alcance de nuestras manos para hacer nuestro trabajo mucho mejor y mas efectivo.
Para terminar, pienso que también el tema de la comunicación interna, por tener tantas variables asociadas (personas, emociones, intereses personales y colectivos, medios, formatos, cultura organizacional, políticas institucionales, riesgos, persuasión de audiencias, actitudes, entre otras), será siempre un “desafío” a trabajar, sobre el cual solo conseguiremos “mejorar un poco” pero jamás “solucionar”. Y eso le da una especie de “magia” en si misma que siento que debemos aceptar y así ,tal vez, nos acercaremos mas a lo “ideal”.
La magia de lo que se eterniza no siempre es algo negativo y pienso hoy… que aburrido seria el futbol si no existiera una fuerte rivalidad entre Argentina y Brasil. Ojalá que esa situación exista para siempre.
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Marcelo D'Agostino 