Dedicado a mi querido Manuel Peña

Yo no quiero saber donde estas, solo quiero sentir que estas bien

Son las 5 de la mañana del 5 de diciembre de 2020, un año que la humanidad entera quiere que termine de una vez y para siempre. Un año en donde la salud publica hubiera necesitado mas que nunca a gente como vos! Un año en donde tu energía y buena onda hubieran hecho de la pandemia algo menor, como nos hacías sentir cada vez que enfrentábamos una situación compleja.

Porque cuando estabas conmigo, Adrián o tu tan admirada “Mirta” eras un poquito argentino, pero te dabas vuelta y te transformabas en un dominicano puro cuando aparecía Marcos con sus historias divertidas y te transformabas en peruano al hablar con Rosa y tantos otros de un país que marco muchas cosas en tu vida… Y en un segundo podías ser brasilero y contarme siempre la misma historia, jaja, que tuviste con Jarbas cuando fuiste a Brasilia y terminarla diciendo siempre “Lo respeto mucho, es un hombre inteligente”. O decir “um abraco muito apertado”, en tu mejor tono de portuñol cubano, cuando aparecía alguien de ese lindo país!! Y hasta cambiabas de expresión corporal y tono de vos cuando subías al decimo y te encontrabas con las mujeres de tu querido Caribe que tanto amabas por tus días en Jamaica, Merle o la Dra. Etienne, a quienes pudiste entregarles tu ultima gran conquista, Salud en Las Américas+ 2017! Pero claro, nada era mas lindo que cuando volvías a tus raíces cubanas y te ponías a conversar, pelear, debatir y hasta gritar con 2 grandes entre los grandes como Enrique y San Martin! Que placer era verlos conversar!!!! Y ni hablar de cuando hablabas de tu familia! Siempre con una habilidad innata de los que hablan desde el corazón, haciendo sentir que cada uno de nosotros, en ese momento, éramos las personas mas importantes de tu vida, y del planeta!

Lograste que el mundo entero te quiera, hasta los de la industria con quien debatías y te peleabas en la tele, terminaban riéndose de tus intervenciones, siempre llenas de una sabiduría incuestionable. Pero que además las presentabas con tanta buena onda y pasión que era imposible que alguien se atrevería a enfrentarte hermano.

Cuando escucho canciones que me enseñaste a escuchar veo que en todas hablan de vos, y eso no me lo habías dicho!!! Y hoy descubrí que “La Canción del elegido” habla de vos cuando se refiere  a  “Un ser de otro mundo” y es con esa imagen que quiero quedarme. La de haber tenido el privilegio de conocer, querer y ser querido por “un ser del otro mundo”.

Y te dedico esta canción, que alguna vez uno de mis mejores amigos de la infancia, “El Negro Elpidio” me dedico a mi, pero que hoy te la paso para siempre! Porque si hay alguien que “Camina sobre el bien y el mal”, ese sos vos! Alguien que siempre mostro con orgullo y públicamente, sea en el foro que sea y ante quien sea, que me quería y respetaba. Que bien me hacías sentir hermano! No sabes que poco se ve eso….

Y no sabes como te extraño!  

Tio Alberto @ https://www.youtube.com/watch?v=rPWszAMw_B0

Gitano o payo pudo ser
O un aristócrata que ayer
Perdió su cetro de oro y su corona
Camina sobre el bien y el mal
Con la cadencia de su vals
Mitad juicio y mitad mueca burlona

Tío Alberto

Cató de todos los vinos
Anduvo por mil caminos
Y atracó de puerto en puerto
Entre la ruina y la riqueza
Entre mentiras y promesas
Aún sabe sonreír
Tío Alberto

Da todo lo que puede dar
Su casa está de par en par
Quien quiere entrar, tiene un plato en la mesa
Pero no os cambia el cielo por
La orden de la legión de honor
Que le dio la república francesa

Tío Alberto

Aún tiembla con los motores
Las muchachas y las flores
Con Vivaldi y el flamenco
Tiene de un niño la ternura
Y de un poeta la locura
Y aún cree en el amor

Tío Alberto

Por ti balsea en re bemol
Agradecido el tibio sol
De este otoño que hiciste primavera
El vaso de mi juventud
Yo lo levanto a tu salud
Rey del país del sueño y la quimera

Tío Alberto

Qué suerte tienes cochino
En el final del camino
Te esperó la sombra fresca
De una piel dulce de veinte años
Donde olvidar los desengaños
De diez lustros de amor, Tío Alberto